Conclusiones sobre el Curso de perros detectores nivel I


Curso perros detectores
Este fin de semana, 11 Y 12 de Mayo hemos asistido al Curso de Perros Detectores
nivel I (o sea, para novatos) de cursoclicker.
Muy buen rollo, unos perretes fantásticos, información técnica y práctica como
para empezar a hacer los primeros pinitos en búsqueda... Pero a un curso "de
perros" no se debería ir exclusivamente por interés en la formación técnica, y
si lees entre líneas a lo largo de las jornadas ¡hay algo más! Hoy “toca” hablar
de impresiones, sensaciones y conclusiones más allá de los tecnicismos. Las
líneas que tienes a continuación son de opinión (no podrían ser técnicas, no me
considero todavía con conocimientos lo suficientemente profundos y sólidos en
detección para ello).


Los trabajos de olfato
Es curioso cómo cada persona entiende estos cursos de acuerdo a sus necesidades
particulares e ideas preconcebidas. Los trabajos de olfato son de una diversidad
casi infinita tanto en su planteamiento, ejecución y objetivos: desde las
aplicaciones más trascendentales (salvar vidas humanas en catástrofes) hasta otras más banales (como puede ser la simple diversión una tarde de lluvia). Y eso se nota en los asistentes y sus inquietudes particulares (todos, por supuesto me incluyo).


Los contenidos técnicos son imprescindibles. De hecho todos salimos del curso
conociendo los fundamentos básicos de un perro detector y su entrenamiento
(protocolos de adiestramiento adecuados, cambios de señal, conceptos sobre
detección, propagación de olores...). Ahora, toca trabajar en casa para
perfeccionar lo aprendido, acertar, errar y progresar. Pero sí, hay algo más.

Y es que si por un momento olvidas lo técnico, las partículas odoríferas, la
propagación de los olores y el entrenamiento del perro, empiezas a darte cuenta
de que lo más importante en los trabajos de olfato (ya sean deportivos, por
hobby o trabajo) es que es algo natural para el perro. Que satisfacen por sí
mismos, y que (como magistralmente describió Eduard Punset en su libro “El viaje a la felicidad" la felicidad no está en el fin (encontrar la sustancia) sino en el camino hasta conseguirlo, en la expectativa. La búsqueda de sustancias en binomios guía-perro es muy
satisfactoria para los dos, pero sobre todo es un trabajo natural y en equipo en
el que –además– es importantísimo que el perro tenga autonomía, que esté seguro
de sí mismo. El hombre confía en el perro (no nos queda otra opción con nuestro
olfato liliputiense), y el perro confía en el hombre (porque está en su
naturaleza, y a veces hasta porque el humano se lo merece).Así que la próxima
vez que vayas a un curso (de lo que sea), piensa en el trasfondo y disfruta del
camino aprendiendo sin obsesionarte con el fin. No te quedes sólo con lo técnico,
procesa la información, disecciónala en partículas minúsculas como haría un
perro detector con una bocanada de aire. Técnicamente hay muchos guías buenos,
pero sólo disfrutando del camino, de lo natural para el perro, entenderás el
fondo de la cuestión y caminaréis juntos hacia la excelencia.